La Reserva Federal de EEUU tiene un duro trabajo por estos días: controlar la inflación sin caer en una recesión.

Algunos indicadores han mejorado en los últimos meses y reflejan que la crisis aún no terminó pero se está por la buena senda. Uno de ellos es la tasa de desempleo, que según el último informe de la Secretaría de Trabajo descendió de 3,5 a 3,4%, situándose en la más baja desde 1969. Sólo en enero, según el informe, se crearon 517.000 puestos de trabajo. Aunque es bueno para los trabajadores, la constante demanda de mano de obra por parte de los empresarios también ha contribuido a acelerar el crecimiento de los salarios, y en consecuencia, a elevar la inflación. Si bien este índice viene bajando en los últimos meses, hoy se encuentra en un 6,5% después de estar en un 9,1%, la peor de los últimos 40 años, aún está lejos del objetivo del 2%.

En este contexto, la Reserva Federal hace equilibrio entre enfriar la economía y no caer en una recesión. Su principal herramienta es la suba de las tasas, y el lobby con empresarios para persuadirlos de reducir las nuevas contrataciones y no aumenten los sueldos, pero a la vez, tampoco despedir empleados. O sea, no quiere una recesión pero tampoco un calentamiento de la economía. Para Estados Unidos la inflación es un avión que despegó con la pandemia y la crisis geopolítica mundial, y que hay que aterrizar suavemente. Por el momento, los números demuestran una buena pericia al timón.

FUENTE: INFOBAE.COM