El ambicioso plan de reforma fiscal de Donald Trump

Habemus presidente del mundo libre! bueno, libre para algunos y para otros no tanto.
A continuación les detallamos algunas de las principales reformas fiscales que llevaría a cabo Trump con el objetivo, esta vez sí, de cumplir con su slogan MAGA.
Impuestos corporativos
– Reducir la tasa del impuesto sobre la renta corporativa del 21% al 20%.
– Reducir la tasa de impuesto sobre la renta corporativa al 15% para las empresas que fabrican sus productos en Estados Unidos.
Impuestos sobre el patrimonio y la riqueza
– Dejar permanentes los recortes de impuestos al patrimonio que expiran en la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017 (TJCA).
Impuestos sobre la renta de las personas físicas
– Hacer permanentes los recortes de impuestos sobre la renta individual que expiran de la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017 (TJCA).
– Considerar reemplazar los impuestos sobre la renta personal con aranceles.
– Restablecer una deducción detallada ilimitada para los impuestos estatales y locales (SALT) pagados, o discontinuar el límite como parte de la extensión de la TCJA.
– Eximir de impuestos los beneficios de la Seguridad Social, los ingresos provenientes de propinas, y el pago de horas extras.
– Crear una deducción para los intereses de préstamos a la compra de automóviles.
– Crear un crédito fiscal para los cuidadores familiares.
Aranceles y Comercio
– Imponer un arancel básico universal del 10 al 20% a todas las importaciones estadounidenses.
– Imponer un arancel especial del 60% a todas las importaciones estadounidenses procedentes de China.
Seguramente la medida que produciría mayor impacto en la economía de Estados Unidos, o más precisamente en sus arcas, es el recorte del 21 al 15% en el impuesto a las empresas que operan dentro del país.
Si bien una tasa corporativa del 15% impulsaría la inversión privada, por otra parte reduciría los ingresos tributarios federales cuando la deuda y los déficits ya son insosteniblemente altos, lo que podría excluir otros cambios impositivos más favorables al crecimiento sostenible. Si una tasa corporativa aún más baja es la prioridad, entonces será crucial combinar esta medida con reformas que amplíen la base impositiva y eliminen las sanciones a la inversión.
En 2017, la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (TCJA), impulsada por el primer gobierno de Trump, redujo la tasa corporativa del 35% al 21%. La tasa corporativa combinada (que representa el impuesto estatal promedio) pasó entonces del 38,9%, por aquel tiempo la más alta de la OCDE, al 25,8%. Con esta nueva rebaja, la tasa combinada caería al 20,1%, sólo por encima de Hungría, Irlanda y Luxemburgo.
Sin dudas, aquella reforma de Trump impulsó la competitividad de la economía más poderosa del mundo. Una tasa impositiva aún más baja haría de Estados Unidos un lugar todavía más atractivo para la inversión empresarial, creando oportunidades económicas para los hogares estadounidenses y reduciendo los incentivos para que las compañías trasladen sus operaciones o ganancias al extranjero. Sin embargo, será tarea de los legisladores considerar mejorar y simplificar el código tributario comercial a través de la integración corporativa y de gastos. Por otro lado, aumentar los aranceles para pagar los recortes de impuestos sería contraproducente, ya que introduciría más distorsiones y lastre económico. Una reforma fiscal que favorezca el crecimiento puede y debe lograrse de manera fiscalmente responsable, colocando al gobierno federal en una trayectoria fiscal sostenible y al mismo tiempo, impulsando la competitividad estadounidense.