Trump propone reducir la tasa impositiva corporativa

En caso de ser elegido presidente, Donald Trump hizo público su deseo de  impulsar una reducción de la tasa impositiva corporativa federal del 21% al 15%.
Si bien una tasa corporativa del 15% impulsaría el crecimiento, por otra parte reduciría los ingresos tributarios federales cuando la deuda y los déficits ya son insosteniblemente altos, lo que podría excluir otros cambios impositivos más favorables al crecimiento. Si una tasa más baja es una prioridad, será crucial combinarlo con reformas que amplíen la base impositiva y eliminen las sanciones a la inversión.
La Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (TCJA) de 2017 redujo permanentemente la tasa impositiva corporativa de EE.UU. del 35% al 21% como parte de una reforma tributaria más amplia para que el país pase de un sistema mundial de tributación de ganancias independientemente de dónde se obtuvieron a un sistema territorial. Este sistema ahora está centrado en las ganancias obtenidas dentro de los EE.UU. Estas reformas impulsaron la competitividad de Estados Unidos, reduciendo la tasa corporativa combinada (que representa el impuesto estatal promedio) del 38,9% en 2017 (entonces la más alta de la OCDE) al 25,8% a partir de 2023.
Una tasa impositiva sobre la renta corporativa más baja haría de Estados Unidos un lugar más atractivo para la inversión empresarial, creando oportunidades económicas para los hogares estadounidenses y reduciendo los incentivos para que las empresas trasladen sus operaciones o ganancias al extranjero. La tasa combinada de Estados Unidos caería al 20,1%. De esta manera, dentro de la OCDE, sólo Hungría, Irlanda y Luxemburgo tendrían una tasa significativamente más baja.
Según el modelo de equilibrio general utilizado por Tax Foundation, se estima que reducir al 15% la tasa del impuesto sobre la renta corporativa aumentaría el PIB a largo plazo en un 0,4%, los salarios en un 0,4%, y el empleo en alrededor de 93.000 puestos.
Como lo han demostrado sistemáticamente las investigaciones económicas, los impuestos corporativos se encuentran entre los tipos de recaudación de ingresos más dañinos, ya que desincentivan la inversión y reducen los salarios de largo plazo de los trabajadores.
Por otro lado, una tasa corporativa del 15% favorecería el crecimiento pero no abordaría los problemas estructurales de la base impositiva corporativa actual. Hoy, las empresas no pueden recuperar completamente sus costos de inversión, ya que deben amortizar los gastos de I+D en 5 o 15 años, y la depreciación adicional está comenzando a desaparecer. Estas sanciones a la inversión mitigarán cualquier efecto positivo de una reducción de las tasas corporativas, repitiendo un error de reformas tributarias pasadas.
Si las autoridades priorizaran la mejora de la base impositiva haciendo permanentes los gastos en activos de corta duración y en I+D, se generaría más crecimiento y menos pérdida de ingresos que una tasa impositiva corporativa más baja: el PIB a largo plazo aumentaría un 0,5% y el empleo en 106.000 personas. 
Reducir las tasas impositivas marginales sobre la inversión, como ocurriría con la tasa impositiva corporativa del 15 por ciento propuesta por Trump, sin dudas favorecería el crecimiento. Sin embargo, los legisladores también deberían considerar mejorar y simplificar fundamentalmente el código tributario comercial a través de la integración corporativa y de gastos. Por otro lado, aumentar los aranceles para pagar los recortes de impuestos sería contraproducente, ya que introduciría más distorsiones y lastre económico. Una reforma fiscal que favorezca el crecimiento puede y debe lograrse de manera fiscalmente responsable, colocando al gobierno federal en una trayectoria fiscal sostenible y al mismo tiempo, impulsando la competitividad estadounidense.