Con la mirada puesta en la necesidad de redefinir el futuro fiscal de Estados Unidos, avanza en el Congreso el proyecto de reforma fiscal bautizado por el propio Trump como OBBBA (One Big Beautiful Bill Act, o en castellano, Un Gran y Hermoso Proyecto de Ley).
El proyecto de Trump pretende rescatar el paquete de recortes impositivos que marcó su administración en 2018: la Tax Cuts and Jobs Act (TCJA). Gran parte de estas medidas, que impulsaron una fuerte baja de impuestos para individuos y empresas, comienzan a expirar en 2025, y su posible extensión o reforma ahora depende del Congreso. Aunque muchas de estas disposiciones fueron temporales por razones de presupuesto, su impacto fue profundo. Y si el Congreso no interviene, la mayoría de ellas dejarán de aplicarse a partir de enero de 2026, con un efecto inmediato sobre la carga impositiva de millones de contribuyentes y empresas.
El pasado 22 de mayo, los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron por un ajustadísimo 215 a 214 el nuevo paquete fiscal del gobierno de Trump. Ahora la batalla pasó al Senado, donde se espera otro debate largo y reñido.
El objetivo de la política fiscal de Trump es mantener un sistema impositivo más simple, más competitivo y más favorable a la inversión. Entre los puntos clave del proyecto se encuentran:
1. Extensión permanente de los recortes fiscales de 2017. Se evita que expiren en 2025 los beneficios de la Tax Cuts and Jobs Act, que incluyen reducciones en tasas individuales, deducciones aumentadas y límites en deducciones SALT.
2. Exención de impuestos sobre propinas y horas extra. Exime del impuesto federal sobre la renta a las propinas y horas extra hasta finales de 2028. Apunta a beneficiar a trabajadores en sectores como hotelería, gastronomía y belleza.
3. Aumento del crédito tributario por hijos . Eleva el monto del crédito por hijo de $2,000 a $2,500 hasta 2028.
4. Aumento del tope de deducción SALT. Incrementa de $10,000 a $40,000 el tope de deducción por impuestos estatales y locales (SALT) para hogares con ingresos inferiores a $500,000.
5. Eliminación de créditos fiscales para energías limpias . Revierte incentivos clave para energías renovables introducidos en la Ley de Reducción de la Inflación de 2022. Podría tener impacto negativo sobre inversiones verdes y metas climáticas.
¿Qué pasa con el comercio, la inflación y la competitividad?
En paralelo a este intento de bajar impuestos internos, Trump ya avanzó con sus aranceles a las importaciones con el objetivo de fomentar la producción local y proteger el empleo. Si bien esto podría presionar la inflación a corto plazo por el encarecimiento de productos importados, el plan de fondo apunta a fortalecer un mercado interno ya poderoso, con alto consumo y fuerte capacidad de absorción.
Esto plantea una economía más promercado, más productiva y posiblemente más competitiva puertas adentro. Considerando que el mercado interno estadounidense es el más grande del mundo y con el mayor poder adquisitivo, los incentivos para producir y vender localmente pueden redefinir la estrategia de muchas empresas, incluidas las latinoamericanas con presencia en EE.UU.
¿Qué deben tener en cuenta los empresarios latinoamericanos?
Revisar estructuras fiscales y societarias: un cambio en las reglas impositivas podría impactar fuertemente en la rentabilidad.
Planificar 2025 con anticipación: aún si las reformas se extienden, puede haber ajustes técnicos o nuevos requisitos.
Seguir de cerca las definiciones del Congreso: lo que hoy es un “recorte temporal” puede convertirse en una ventaja sostenida… o desaparecer.
Fuentes: